lunes, 11 de junio de 2012

Rodrigo Conde


Nudos gordianos.

Ya no duermo por las noches, me desvelo porfiando con las palabras, los números y los signos, tratando de que encajen de alguna manera en un espacio determinado. A veces pareciera que la vida no es más que un cubo de Rubik y que nos devanamos los sesos tratando de que todo quede en su justo orden. Yo no logro resolver el laberinto de mi alma y sigo girando los ejes que hay en mi interior, buscando compaginar todas las caras. A veces me pongo eufórico con mis pensamientos, porque creo haber hallado alguna clave; y muchas veces me decepciono, porque no logro hacer que los códigos funcionen en la realidad como lo hacían en el hipertexto imaginario.
He leído por ahí que el día que abandonemos la exaltación, la desesperanza y ese péndulo que nos lleva del deseo al hastío, podremos hallar la paz que nos permitirá poner todas las partes en orden. No lo sé, pero estoy empezando a creer que quizá la clave del acertijo es dejar de intentar resolverlo…
Supongo que para vivir de verdad no hay que ser poeta, hay que ser un hombre de actos más que de palabras. Pienso que hay que ser como Alejandro Magno, que ante el carro atado con nudos imposibles, en vez de intentar desatarlos, simplemente sacó su espada y cortó la cuerda, quedándose con el carro.
Nuestros pensamientos no son más que nudos gordianos, pero no vinimos a este mundo a resolver acertijos, a solucionar el caos. Vivir, estar vivos, pasa por otro lado.


Un sólo deseo.


Me encontré una antigua amante por la calle
y comenzamos a charlar, recordando nuestras aventuras
y los desmanes que montábamos en los hoteles
Me besó sonriendo
pero apartó sus labios inmediatamente:
“estas helado, como si estuvieras muerto por dentro”, me dijo

Unos amigos me llevaron de excursión por los bares
y el vino trajo consigo la carcajada y la lujuria,
me llevaron a una casa
que siempre tiene las ventanas cerradas,
una mujer que no conozco me desnudó
y después de estar un tiempo debajo de mí se largó a llorar:
“aléjate, por favor, siento como si estuviera con un fantasma”

Mi mirada ya no está llena de deseo
Mis ojos ya no buscan para todos lados
Mis manos no quieren tocar todo lo que encuentran
Mi cuerpo está perdido en un mundo en el que nada le pertenece

Ya no soy un buscador, tengo un solo deseo
Ya no soy un voyeur, hay una sola imagen tatuada en mis iris
Ya no quiero palpar corazones desconocidos, he descubierto que hay uno
que tenía mis huellas antes de que yo naciera
Mi cuerpo no tiene alma, la dejé en una cama, la última vez que dormí contigo

Por eso ya no duermo, no quiero dormir,
recorro la lista de nombres de las mujeres que tuve
tratando de encontrar alguna que me genere algún deseo
que no me lleve irremediablemente a ti

No duermo, ya no quiero dormir,
sé que apenas me abracen los sueños
tú estarás ahí, burlándote de mí
corriendo desnuda por habitaciones interminables
feliz de que, incluso ahí, tampoco te pueda alcanzar

La última vez que dormí
apareciste en mi habitación y me quitaste la ropa
como si fuera un niño pequeño,
me lamiste el torso y subiste hasta mi oído
para susúrrame, muy suave, muy suave:
“ámame, Rodrigo, ámame con toda desesperación
ámame -como siempre- con todo tu ser,
porque esta es la última vez que me podrás amar”

Durante el día, que ya no tiene plural
porque todo es un único encierro sin pausa,
te veo despertar y desayunar
tratando de ordenar una cama siempre deshecha
preparándote para ir al trabajo
siempre apurada y hermosa
Ya no sé si es que te imagino
o es que realmente te veo, en tu casa
como si fuera a visitarte, igual que un alma en pena

Ya no sé si estoy loco
y el veneno que se apoderó de mis venas
no es amor, sólo locura
Por eso ahora me gusta rodearme de dementes,
de desequilibrados, de seres completamente irracionales
para compararme
y saber si no soy igual a ellos

No importa lo que escriba
siempre suelo decir algo esperanzador al final,
porque más allá de todas mis fallas, estoy lleno de fe
Aquí está la parte de esperanza que me toca decir:
aunque estamos sumergidos en la más profunda soledad
sé que no soy igual a los locos que están a mi alrededor,
yo tengo amor en mi corazón
ellos morirán solos
yo moriré con mi amor


Errores

Siempre creemos que los errores suceden porque nos distrajimos, porque no pensamos bien, porque fuimos demasiados impulsivos o porque perdimos la razón... Sin embargo, no creo que sea siempre así, creo que muchas veces cometemos los errores porque al menos una parte de nosotros quiere cometerlos. En el fondo, algo en nuestro interior quiere equivocarse.
Supongo que eso ocurre porque nos da miedo lo que nos puede pasar si hacemos las cosas bien, sin equivocarnos. Sé que parece ilógico, pero nuestra mente funciona muchas veces así. Estamos acostumbrados a que las cosas no salgan bien, a no tener lo que queremos, pero el problema es que ante la posibilidad de que finalmente lo consigamos, nos asustamos, porque en el fondo nos da pánico tener lo que queremos. Vivimos buscando cosas, nos gusta buscarlas, pero nos da miedo encontrarlas, porque ahí se acaba el juego, ahí empieza la responsabilidad de cuidar lo que conseguimos.
No pasa por tenerle miedo a la felicidad, porque es imposible para la mente humana aceptar la idea de ser feliz. Decir "tengo miedo a la felicidad" es solamente usar una frase hueca que suena bien, pero no explica la realidad. Tenemos miedo a conseguir lo que queremos, sí, porque eso implica atarse a algo, entregarse, y aceptar irremediablemente que nos dolerá mucho cuando eso se vaya o deje de estar.

Nos da miedo sufrir. Sufrimos cuando no tenemos a quien queremos pero más sufrimos cuando lo tenemos, porque somos vulnerable ante él, porque nos mataría su ausencia o su rechazo.

Hay muchos que vivimos así "buscando todo el tiempo algo que nos da miedo encontrar". Vivimos constantemente en contradicciones como esas: una parte de nosotros lo quiere, con todo el corazón, pero otra parte no soporta el terror de hacer las cosas bien, de entregarse de verdad, de encontrar la persona correcta, de querer sin más. Creo que somos muchos los que vivimos con un poeta en nuestro interior disputándose con nuestra bestia el dominio del alma.
Pienso en todos los errores que cometí. He pensado en ellos durante noches enteras, sin poder dormir, tratando de recrear en mi mente cada momento, cada suceso, para llegar a ese instante previo al error, congelar la escena y empezar a sollozar en la cama, repitiendo una y otra vez: "que sea una pesadilla, por favor, que sea una pesadilla todo lo que pasó". Pero no, el pasado no se puede cambiar. Lo hecho, hecho está y los errores no se pueden arreglar.
Por mi parte, he sido el culpable de los errores que cometí. Y la culpa fue toda mía, esa es la verdad. Por mi parte -tengo que confesar- me da terror que me lastimen... por eso nunca dejo solo al poeta y siempre llevo conmigo a la bestia, para que lo defienda. Tengo miedo a que me lastimen y por eso ataco. Cuanto más me importa una persona, cuanto más la quiero, es cuanto más cerca estoy de cometer un error y herirla. Porque si quiero de verdad me siento vulnerable y sé que me dolerá mucho si ella falla. Por eso prefiero fallar primero yo.

Somos como animales, supongo, ante el miedo de morir preferimos matar.

Sólo ruego que no llegue un día en que finalmente mi bestia devore al poeta y que con él se vaya toda la belleza que podía haber en mí. Ojalá que no llegue el día en que me diga "ahora sólo eres un animal" y que con ella se vaya mi última esperanza de ternura y bondad. Ojalá que nunca tenga que decir "hasta que no te perdí no supe lo importante que eras tú en el gobierno de mi alma". Ojalá que ella entienda cuanto la quiero para equivocarme así.

1 comentario:

Humberto Dib dijo...

Hola, llegué hasta acá a través del facebook, allí los sigo.
Leí cosas interesantes en el blog, pero veo que no hay demasiados comentarios por entrada. Me pregunté por qué, pero luego creí que tal vez el/los creadores de este espacio no quisieran demasiado protagonismo.
Lo cierto es que nunca los vi como seguidores de los blog más... concurridos, digamos.
Tal vez vaya el viernes 22, como una forma de vincularnos.
Con permiso, me sumo a los seguidores de este espacio.
Un abrazo.
HD