lunes, 28 de diciembre de 2015

Fernando Christian Rodriguez Besel

HAPPY CHRISTMAS, MOTHERFUCKER

Hoy me senté
en el borde de piedra del lago
es Navidad
gente acompañada tomando sol
el sol los mira
yo miro sus libros sus bronceados
los patos jóvenes del lago con su
plumón impecable
no hay un alma para mi

Un mujer lee un libro sentada
muslos morenos y gruesos
quisiera que me hable que me toque
que me pegue

miro hacia adelante hacia el agua
con mi alma en mis manos, en llamas
no se acerca no me habla no me mata

Veo venir un cachorro
con la lengua afuera
negro y brillante y sonriente
se pone al lado mio
(el dueño le ha dejado
la correa larga)
estiro la mano y lo abrazo
SUAVE CACHORRÓN!
- escupo yo
y el perrito me lame la cara
y se va

Es el primer ser viviente en
esta navidad
que me ha besado sin
haberme querido matar en estas ultimas
24 horas.


LA DAGA, LA DAGA, LA DAGA TRES VECES


Caminando en la noche de Costanera Sur,
doy vuelta el rostro a la arboleda salvaje de
la Reserva; me vió joven y sonriente de dientes
el cielo se pone violeta y mi corazón negro

Estamos a mano.

Pienso en la daga
en que eramos seis
despues cuatro
despues tres
después dos por
un buen tiempo
y ahora
soy solo uno.

Duermo en mi cama ancha como un crucero demente
y salvajismos pueblan mi cabeza con pesados relinchos:
debería salir de esta de alguna manera.

Esta noche he visto cuarenta parejas rubias
frotarse contra los arboles ancianos y retorcidos de la pérgola
mientras el viento no los hendía
ni la tormenta los atemorizaba
vi una gorda jadear contra un pene sin verguenza
y otra, atlética como un guepardo, negra como un Corvette Stingray
estirada cuan larga era sobre el tope del espejo de agua
respirando, sola, descuidada, sin preocupaciones, fría

Con mi piés, esta noche, canté una canción extraña y enfurruñada
sobre las baldosas infinitas de todo el largo de la Costanera
llégué al horario del ocaso, y eso no parece
preocuparle a cualquiera      y volví cuando el sol murió
los coches, coléricos y peligrosos mancillandolo todo
con esa fria energía que propele a las excusas de la carne

Pienso en la daga, pienso en cuerpos y curvas, pienso en muerte
pienso en la vida que amo con cada hueso hirviente que me habita
pienso en la vida en los arboles y en las hojas verdes que se excitan
perturbadas por la proximidad infantil de un cielo que no acoge a nadie

Pienso en la vida como en un circulo cerrado para todos
que debe ser caminado por algunos, trotado por otros
y en el entretiempo acariciar a los animales, no desgastar los colores elegidos
planchar ropa comprar muebles penar por la falta de dinero
enamorarse separarse            humillarnos en el nombre de un sentimiento
prender la radio y escuchar las noticias que hablan de la misma vida
y entender    a veces resignadamente     que todas las señales en la ruta
nos han dejado muy lejos de cualquier lugar que hayamos pensado como una casa.


Blog del autor:  volve por donde viniste

lunes, 28 de septiembre de 2015

Lourdes - Paraguay.

Voy a dejarte  dolor en la última gota
Voy a cruzarme con el espanto de ida al baño
Me encuentro  frente  a frente con la botella que no terminamos de beber
Me encuentro con la soledad pendiente de una charla mano a mano entre las dos
Voy a quererte corazón, narrarte el último llanto
Voy a creerme el dolor y así me curo de tanto espanto de tu encanto
Vení, encontrame, pedí una copa que será la última de tanto en tanto
Reiremos un buen rato y nos encontraremos en la resistencia de no acercarnos
Tus ojos etílicos  miraran a los ojos míos
Desvíare  mi mirada al bolero que nunca bailamos
Tu mano y mi mano harán un pacto de sólo tocarse sin avisarnos
Vení,  encontrame, pedí otra copa que será la última de tanto,
Hablaremos de lo que hacemos estando ausente el uno del otro,
De cómo existimos  para no apegarnos a la vida
Y reiremos un poco más y mil palabras  se  quedarán mudas
Mi boca te besará sin tocarte
Hedme aquí con alcohol y tanto llanto
Me pedís alejarnos más
Y me alejo, digo que sí, que está bien, pero grito por dentro que ¡No!
Pero me digo sí
Entre esa lucha conmigo misma, vos ya me miraste, me callaste, me besaste
El bar se trasladó a nuestros cuerpos y nos pedimos, otra copa más
Voy a dejarte dolor, esperame, que vuelvo
La última palabra saldrá de tu boca
En el último insomnio soñaras con el amor

En la siguiente soledad, será conmigo y nada más.



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Más fuerte que el pensamiento
Más fuerte que la música del vecino
Más fuerte que tu tele
Más fuerte que el ladrido del perro
Más fuerte que las bombas
Ponele, ponele más fuerte
Más rápido que el bondi
Más rápido que el que camina
Más rápido quien compra
Más rápido para llegar a casa
Más ansioso por cobrar
Más ansioso por chuparte la canasta de navidad
Más ansioso que el ouro fino 3 x 10.000
Más, dame más
Tiempo, dame más
Tiempo, soledad
Tiempo, supervivencia
Tiempo, muerte
Tiempo, ya no doy más
Inercia, dame más.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Martín Espinosa

Un poema maradoniano

Parece
que el fin de la euforia
nos encontró
sin tranquilizantes.

Necesito
mi amor
que esta noche
me recites
desnuda
un poema
maradoniano.

Porque
hoy no fue
un buen día:
la lluvia de invierno
(ni pantuflas ni mate),
el canto perverso
de las viejas sirenas,
el porro de los cartoneros,
“ese tipo de cosas”,
hicieron
que llegue tarde
y perdí
otra vez
el presentismo.

En el subte
imaginé 
la explosión
de una bomba
en el cementerio.

Una fotocopia
en la dicha
por no saber
la verdad:
es un cover
de algo
que supo ser
más puro
y original.

¿Cómo
se sobrevive
en un mundo
ya sin cerdos
ni peces?

Es muy en serio
mi amor
esta noche
la sed
es insoportable
y no se
que pueda pasarme
si no escucho
en el viento sur
un poema
maradoniano.

Lo prometo:
esta vez
la resaca
no va a doler.  


Ruidos molestos

Esta luz blanca
hace que la noche
parezca imposible.

Y el silencio
en peligro:
ya son demasiadas
las voces
como murallas
entre las cosas
y nosotros.

¿qué hay
abajo?
¿y bien al fondo?
¿alguien
se anima
a raspar?

¿y vos
qué preferís?
¿una mesa
o una idea?

Todo tuyo
es el mundo
si elegiste
a la mesa.

Nada es gratis

Esa frase
no la entendí bien al principio
nada es gratis
dijo el Monje del Conurbano,
un maestro zen
en el corazón del Abasto.

Hasta que la cuenta llegó
(cobrada a palazos) 
en la puerta de una cancha
de visitante
sin custodia.

Decidí visitar al Monje
(necesitaba un bonustrack de su mística)
en el tren compré mantecol
mientras dos pibes
se peleaban en el furgón
por el título mundial de la Oscuridad
ganó un rato cada uno
al final
perdieron los dos

Me recibió en su casa
y al estrechar su mano callosa
recuperé  la calma perdida

Le entregué mis ofrendas:
dos bolsas con verduras
un pedazo de queso
media docena de huevos

Hicimos una sopa
hablamos de Henry Miller. 



lunes, 13 de julio de 2015

ALBIN LAINEZ

currícula

ALBIN LAINEZ, poeta suburbano, nacido en la convulsa década del cincuenta. Asiduo participante de talleres literarios en Monte Grande y Luis Guillón, Buenos Aires,
Argentina, donde reside actualmente. En su haber se cuentan dos libros de poesías: ALREDEDOR INFINITO y ESTA ERRANCIA, este último de elaboración artesanal. Ambos se pueden encontrar en la Flia. Monte Grande y en eventos poéticos de por acá.
Su blog literario es: http://arlane-simbionte.blogspot.com.ar/
Suele navegar por las turbulentas aguas del facebook con este mismo apelativo




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De frente de una de pronto topé con la maravilla, ABYA YALA
un canto profundo descendiendo desde sus serranías, aguas para liberar hacían coro.
Tanta pureza que ensimisma, solo para mí por darme cuenta.
Cayó una oración nueva, extranjera, pa saludar al paisaje espejo de natura interna. Al toque todo el espacio se hizo eco con un concierto piado, hojas de musicales vibras,
de los árboles surgían zapucays, y un rock milenario nació en las graves piedras.
Entré en fluidez comunicacional. Fue sonido melódico el universo cantándome amor sin fronteras, elevé entonces a mis anchas.
Aún hoy sigo alto, hablo con estrellas, abrazo distancias siderales, transmigro en sol o en luna. Y los pastos me obsequian su sinfónico verdor
ante mi falta de un lenguaje pa decir adiós

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 Ausentemente
sopla lo gris y denso, noche. Ahora no hay color donde morir o yacer. Los pájaros que nubes fueran, para mi mal huyen. Podría perseguirlos, encauzarlos entre lo negro, pero ya suponen mortajas, fuga de párpados muertos