viernes, 29 de marzo de 2013

Marilú Ferro


CUATRO ELEMENTOS

Una a una
las distancias que camino
simplemente
en ambiguos artificios.
Si supieras
como estallan mis oídos
dulcemente
entré en un trance perdido.
Sigo la ruta
un obstáculo me ha herido
sutilmente
cicatrizan los vestigios.
Si supieras
mi alimento no es la tierra
suavemente
a veces el aire tienta.
Y en el agua
se agudizan mis certezas
hábilmente
se van lavando mis penas.
Si supieras
que nadar no es mi destreza
lentamente
llegarías a mi esencia.
Poco a poco
el fuego extingue la niebla
raudamente
callarán mis emergencias.
Percibiendo
los elementos que vibran
cada cuerpo
es un mundo que camina.


BURBUJA

Leve, aérea, sutil
amiga del presente
sublime frenesí.

Conocer el fin
risueña agonía
por morir feliz.

Transparencia
instante, porvenir
efímera presencia
secreto de vivir.


IRREAL

Te acompaño a encontrarte con mi alma
ya verás, amiga, no hay peligros
al nivel del suelo, por debajo
o a la simple altura del conflicto.

Yo te vi regresar desde otro sitio
y no reconocí ya tu mirada
secuestré mi lado más sombrío
para entender, al fin, que todo pasa.

Lo irreal no tiene desperdicio,
¡qué mal conduzco yo entre la tiniebla!
y sin embargo, encuentro algo de alivio
es que así soy: ni tan mala ni tan buena.

Humanidad de los actos elegidos
y nadie puede huir de las opciones
yo sé qué dije o hice, yo decido
del amor, este soplo, en tu nombre.


QUIENES SOMOS

Quienes han estado dormidos
quienes han sabido callar
quienes han negado tres veces
quienes han podido torturar
quienes han sido derechos y humanos
quienes han buscado otra verdad
quienes han robado niños
quienes han vejado con crueldad
quienes han muerto en el exilio
quienes han festejado aquel mundial
quienes han sido detenidos
quienes han matado sin piedad
quienes han sido desaparecidos
quienes han perdido su identidad
quienes han caminado la Plaza
quienes odian hoy mirar atrás
quienes aún buscan a su hermano
quienes aún viven sin saber amar
es la secuela de treinta mil muertes
es la semilla de la triste humanidad
somos todos parte de lo mismo
de la memoria un testigo o un puñal.


AGUA

Vida de las vidas
en sintonía,
mostrando tus vertientes
tan pura y cristalina.
Te das sin aviso
limpiando todo mal,
fluyes en paz y cobijo,
conexión dulce y fetal.
Alivianas las cargas
en tu mecer infinito
o devastas, indicando
cada tiempo de peligro.
Un deseo he de pedirte,
reina de toda la tierra:
transfórmate en primavera
allí, donde bebe el niño
que no conoce la escuela.
Elemental y fresca,
poderosa y bendita.
Escurriéndote en las manos
como la vida misma.


MORIR DE RISA

Me miraste perplejo,
yo reía forzando mi garganta
fuiste testigo
de otra muerte de pie, la necesaria.

Ya había ocurrido,
aquel registro fiel de mi nostalgia
cayó rendido
para tu asombro, tal vez, era mi rabia.

Parecías desconfiado
mis argumentos no siempre son mi espejo
y disfrutarlo
es, a tu modo de ver, algo incorrecto.

Pero era tarde
y yo reía acabando con el resto
por otro inicio
resucitar es el momento más intenso.

Es la tristeza
el buen pretexto a tanta vida anestesiada
pero en mi alma
la tristeza se muere a carcajadas.

Ivan Rusch


Del libro inédito “El nido renunciado”

 

 


Córnea negra

 

 

Cebados los inquisidores castellanos en una ojeada,

 

un destello de lucidez prófugo que una negra triste dio,

 

esa de caderas de mármol, tierra mojada la carne,

 

esa la guerra civil de trayectoria vital,

 

raza anfractuosa,

 

a los castellanos subyugas con el ojo.

 

Porque son tus uñas de adobe, ribereña animal,

 

las que marcan, de verdad en verdad, la confluencia

 

del Uyacali con el Marañón. 

 

Rompe, córnea única, la pragmática geodesia castellana,

 

corre por su arteria como eres, como de ayahuasca, 

 

liberadora de memorias del caucho explotado. 

 

 

Sí, en algún siglo. Ya no dan las cuentas para llegar a la cifra, ¿verdad?

 

La certeza de los cuerpos desatados, señor. Ellos saben más. 

 

 

Arráncales la cabeza, córnea, como chancho salvaje

 

que el olvido ha transmutado en odio, desatina

 

los pasos de los bufeos, comanda sus tropas,

 

abre con sus lanzas de engaño

 

sus árboles de castellano vientre. 

 

 

 

A mí déjame esta gabarra, 

 

que río abajo buscará los anatemas de chamanes fusilados.

 

En la pólvora quemada ya los dragones de Iquitos. 

 

 

¿Señor?

 

Fusilen a los dragones. 

 

¿Señor?

 

Fusilen a los dragones. 

 

 

 

 

La indolencia de las casas

 

 

Qué puede uno contra una estampida de nubes, 

 

una bayoneta de grito, una sonrisa de caña y filo,

 

el ojo certero del mustio ministerio,

 

donde sor tras clérigo se suceden los cabellos del otoño.

 

Corre tras ellas, querido, dales caza. No llegarán hoy al Paraná.

 

Qué clase de discordante prisma

 

que busca una fractura

 

que desangre al hueso.

 

No la vida o la ópera, no la tragedia o la máscara,

 

sabrán olvidar todos que mi dolor,

 

como soprano sombra, como perro de agua,

 

degolló una vez los restos

 

que la poesía aun en su féretro guarda.

 

Fractúreseme la sangre, viértase por los laberintos del llanto,

 

que como sabueso imposible seguiré hasta las mismas raíces.

 

 

¿Sería más simple para ti conocer mi sonrisa?

 

Lo sería, pero, ¿Por qué? ¿Por qué no sonríes?

 

Pides demasiado. No tendrás sonrisa. Corre hacia el muelle.

 

Allí los marineros doblan el horizonte.

 

 


 

Naturaleza de los bergantines, carambolas de besos.

 

Quebraré el fino labio del horizonte. Indiferencia infinita.

 

Corro tras la liebre desollada, abro la vagina de la tierra,

 

aspiro el semen de los rosetones centinelas,

 

mino con lágrimas las estepas latentes. 

 

Ya es tarde. Cierro el pecho, la sonrisa en la telaraña

 

de la amargura ya una carta 

 

y de mi mano una guillotina.

 

 

 

El ser y la tumba

 

 

Yo que desarraigo los caminos echados a las lágrimas, que aflojo los tornillos de la luna, oxidada de parvos ojos, de gritos para arriba, de agua estancada en los osarios, yo que lato con el hígado en una pica, con los nervios cimbreados por las eras, ojeo la fiebre y la levanto del manual a la carne, levanto el rayo a la boca de la expresión, friso la soledad hasta la cerviz, muerdo mi puerta, pateo el aullido de las manadas, fluyo por la tinta amarilla, de enfermedad amarilla, verde o lapislázuli, ¿Acaso a los gatos en los umbrales les importa? ¿A los amantes por sangre expulsados? ¿A los que del día han hecho un nido? No. No interesa si dreno la leche de la cabra soberbia o si golpeo mis ojos con el séptimo signo de septiembre. Creer es fe ciega o amor que fluye. Ser es eso que besarán nuestros hijos en la boca de sus segaderas y sobre nuestras tumbas. 

 

                                                                                             -Amor es ceniza.

 

 

 

 

La taza del rey

 

 

Sobre el pecho arrugado la locura divide la sangre;

 

en su ojo izquierdo sulfura, como el azufre en vientres de lunas muertas,

 

la tristeza entera;

 

el derecho guarda la voz de la fibra real.

 

Han pasado los pastores húmedos con las lluvias sureñas

 

y acabaron ocultando los rostros entre la carne del rebaño:

 

no hay oro en los morrales ni gloria en las huellas:

 

tu yelmo yace hendido, fútil rey:

 

tus legendarias monturas han volado hacia la garganta del invierno,

 

donde raspa el anhelo de vino y de amanecer furioso.

 

Indivisibles las bocas dulces, que de tres en tres 

 

arrojabas al fondo de tu opalina taza, serigrafiada con ríos y cabellos:

 

pozo demencial hacia donde rodaban las cabezas que tu amante más fiel, el verdugo,

 

supo desprender de tan preciosos cuerpos.

 

No me recordarás, ni mi canto:

 

vengo de más allá, de tus días rampantes y tus horas afiladas,

 

de la tierra que violaste con tu impulso de toro liberado:

 

soy de esa sangre que no es mía pero que mancha mis ojos:

 

observo tu descenso infernal con los dedos en nudo.

 

Pasados los años y las murallas, conservada la bravura como vegetal deshidratado,

 

te ves, gris, subiendo hacia tus labios tu última taza

 

en cuyo fondo reposan los fragmentos de tu memoria:

 

Tiembla la mano real y la taza cae. La rodilla ha besado el cielo.

Sebastian Baez


Alternando, deviniendo, intercambiando  entre el zigzag emocional que dibuja un horizonte prometedor casi tanto como un trágico final, desde donde los pobres y los ricos se descosen a los bajo un mismo grito  de dolor, tanta hipócrita suposición que dibuja el final,  no nos da más fe que la de saber por fin que nos encontraremos perturbados, separados  evidentemente de nuestra propia experiencia placentera o tan hundidos en ella que no podemos ver lo que nos rodea por más que extendamos la cabeza por fuera del hoyo, como un respiro cósmico que se extiende día a día entre los ojos  de las convictas personalidades que nos mendigan un poco de nuestra satisfacción  inevitablemente costosa , en mucho de los casos nosotros somos también un mendigo mas.

Entre tanto y tanto la política vivencial se desdibuja en  miradas y posibilidades, juegos y conspiraciones, poderes y luchas alternando  entre la propiedad ajena y la de aquellos que con tanto desinterés parecemos formar la vasta región que estos bajo la tutela de algún símbolo sistemáticamente nos alimentan de esperanzas, presos y encadenados, nacionalizados y bautizados  somos mercenarios, esclavos entrenados para luchar y servir, en nombre de un símbolo inmaterial que responde todas nuestras preguntas materiales.

Descomponemos la racionalidad de las cosas a través del análisis crítico y fortuito del lenguaje que nos sirven en bandeja mediante el alimento informativo de cada día. Papeles que afianzan nuestra inmolación natural, dibujan el horizonte de nuestras expectativas, de un lado o del otro ni si quiera se puede considerar algo fuera de nuestro enemigo común, otra pata del mismo poder que vigila a  nuestras espaldas, expectante a nuestro error.

Ya estuvimos fuimos y volvimos a caer indeteniblemente en el mismo espiral, un túnel temporal dimensional y exploratorio que recorre nuestra inevitable secuencia, vivir es más o menos un juego ciberpunk, la cosa esta en que nos vamos moviendo siempre moviendo, hacia alguno de esos lugares, entre medio de uno de esos personajes, saltando por sobre alguna barrera que se dibuja entre nuestros horizontes y hundiéndonos hasta el fondo en cada oasis de satisfacción.

perso percibe


Ebrio!

Ebrio-sismo!

Sismo-revuelta, vuelta hecha dismos.

etcéteras lineales, emanación primera los busca.

Agazapados en la ladera, en los lindes-conciencia, los sin-borde esperan, recapitulando debidamente porque viene historia -hacer huellas- hectárea entera. Nueva.
Cada parte, cada célula mana, entrega soles. Claridad, delicia otra vez.
Aquello percibía el recuerdo.
Bebían de el al momento nacía.

Acontecimientos, digestiones pausadas.
Aparición. Espacio-pliegue.

Espumaban sustancias de sueños, sueños tibios, reflexión y confección de aquella bebida, (la que arrima) la que trae y forma pliegues. Mundos-pliegue que están y brindan esa conciencia (des)alterada a la que adentran. Entrada.


*
eco



*

Ráfaga de intensidad invisible.

-Pero todos la vimos-

Todos vimos como pasaba sin ser vista.

Como caminaba
descalza en la arena,
haciéndose
y deshaciéndose
Plena.

Rastros difusos.
Incuestionable intensidad-silencio
reinaba la escena.
Era tanto el sonido leve,
era tal su estadío,
que abandonada al éxtasis
se dejo arrullar por las voces..

Apenas una lejana percepción de lo otro

(lo de siempre)

Apenas
la libre expansión,
apenas
el borde que se estira
y bosteza su existencia.

 

Oh silencio de triple brahma, todo en rededor gotea a grandes rasgos tormenta.

 

Transmuta tierra transmuta.

 

 Va ella lleva también trae y es todo puro corazón de abisales torbellinos sub-tierra grano engranaje de cíclope ojudo a boquiabierta facción del desentono y tus ruidos expresiones amorfas solo fas-fas y quiebra la unidirección micrófono ambiente ceguera temporal de aquello sin siquiera prescripción de gafas

zancudo y patituerto en el baile abominal del terremoto fluorescente ¿quién somos? a que danza en profundo trance pez-foco colorea y pasa como si no le importara o tase nada y tratando a cien mil diez o cencerro de psicoactivación la membrana-ancestro en lo desnudo baila y sigue sigue bailando ya la música es imperceptible puesto que a grandes rasgos tormenta todo gorgotea y hace humos de levación refulge oh deidad celebratoria ágape sensorial y la molécula grita aulla eleva el volumen a toda potencia maquinaria carbonada o vaporosa sudan los metales sudan las piedras todo entretejido en imaginarios sololicios puesta en escena escandalosa.

 

 

Glosolalia aulla y mira hacia todos lados  -hay tanto para ver que no consigue ver nada-    suspira y sigue camino hacia la cima de grandes graves cementadas escalinatas oh alfombra! ¿eres tu que vuela? volaron entonces como truenos cruzando el cielo de un momento a otro era solo sin palabras y simplemente aquello percate ensimismado de la zancuda y pregunta: ¿cuan largo ha sido tu viaje? te trajo el viento te trajo la luna y aquí solo admiramos tu telar y deslumbra tu veneno apacible cumple la función solitaria engendrando hilos que unan las cosas que atrapen a distraidos o a peregrinos minúsculos  en bóvedas húmedas gigantes fragiles mantos de arañas que escapan por la noche ante la mínima presencia...

 

 

El motivo era cantado melodía en ronda blanca de mascaras y disfraces precipitar tristezas para obtener apenas algunos granos de sal -sal blanca y sedienta- lista para confundirse en dones cercanos vivos palpitantes en la risa o atractor de jojos con prestamos hipotecarios te hipoteco esta atención te valga un recuerdo o dos o cuantos varios de apetito satisfagan y llevo entonces las cegadoras luces de la aprobación, oh sofoquito! Copiosa escena en donde la competencia es el enemigo y el pedestal difuso es merito conjunto.

 

Si accionan rotor de risa o guerra si mancia sortilegio de lectura apropiación o equilibrio ecualizarse a sí mismo con respecto de la emisión la precisión y nitidez desde una antena afinable rectificante oscilación en frecuencias material color forma densidad sentido obturación del lente entelequia tripartita!

 

Búsqueda instante de momento a momento la dimensión se expande los sentidos y reflejos que allí adquirimos como mixtura se adhieren a la formula y el caldero es tan grande y esta tan lleno y nosotros particlos de luz a tientas formulando no mas diagramas mapas esquemas sino simposios y festejos que acerquen aquello otro.

 

 

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Desde la escalera..

*

** 

Allí a-el camino, 

aquí a-el camino.

 

(Le miraban perplejos)

 

Allí rocío, 

aquí gotas.

 

(Le sonrieron)

 

Las gemas,

tesoros miniatura

en forma de hoja,

en forma de espuma,

viento-perfume

bosque-corteza.

 

El dia eleva,

la noche transporta.

 

Equilibrio perfecto.

 

Horas

Minutos

 

Tictacsitos sonámbulos

que vienen a esmero,

corren apresurados

“no nos olviden”.

 

Ser siendo

mecanismo o proceso.

 

Bailar en el borde.

Siempre.

 

Equilibrio perfecto.

 

Y esos ojos extraños miran,

-Tiemblan ante la luz del foco-

 

La pequeña dosis

La turbulencia.