viernes, 30 de septiembre de 2011

Matías Berrondo

Artista en el olvido

Este es el barrio en que perdí la esperanza.
Aquella
la ciudad que durmió mis párpados.
Esta es la calle en que dejé
que perros y gatos
me mordieran.

Fracasé
en mi diseño del mundo,
en mi versión inusual de las cosas.
La tierra se arrastra entre las gentes
y la bala herida cae,
sin ruido
ni gloria.

He visto la derrota
lamiéndome los pies,
pero hoy un castillo de cielos se vino abajo.

La torre
con la que dijo el hombre traer
sus novedades
no me pareció otra cosa
que una blasfemia
contra mi nombre.

Puse cadenas en sus pies
y ahora que el tiempo ha descompuesto sus lenguas, quietos,
callan.
No me nombran
ni me necesitan.

Soy el final que destiné a Prometeo,
presa de un rumor pasajero, ya
ni mi rostro recuerdo.


****


Maten a Maradona

Atlas, cautivo de un cielo imbécil
bajo la sombra de astros anónimos.
"Maten a Maradona",
antiguo designio de profetas y criminales.
Maten a Maradona
donde sus piernas enredaron los laberintos
y forjaron sueños secretos detrás de oscuros espejos.

Maten a Maradona,
al gigante, al héroe, al hombre.
Y que su espada de rayos caiga imposible
sobre quienes escribieron la historia.
Sobre las cabezas de ingleses impávidos.
Sobre los cielos celestes de Nápoles.
Maten a Maradona.
Mátenlo en La Paternal.
Mátenlo en La Boca.
Entre titanes y cíclopes y dragones de mil cabezas.
En Rosario o en México o en Barcelona.
Y que en Villa Fiorito se levanten con vida edificios de barro
y destruyan el mundo a pelotazos.
Con pelotazos de fuego y sangre.

Maten a Dios.
Maten a Maradona.
Porque los espejos ya no reflejan su verdadero rostro
donde la luz busca un dios y la sombra un demonio,
donde la pasión busca un hombre
y la belleza un ángel.
Porque un tipo no debe contener en sí mismo
todas las posibilidades del destino humano.

Maten a Maradona.
Que cuelgue sus botines en las nubes
y la pelota en el patio perdido de los sueños imberbes.
No dejen ni rastro de su figura.
No dejen ni restos de su carne.
Porque este mundo no fue hecho para los dioses.

Atlas vencido por un cielo imbécil;
Maten a Maradona.


****


Sueño arrancado de un sueño

Soñé mis ojos.
Mis ojos se abrían con llamas de fuego.
El fuego me despertó.

Al despertar
soñaba con mis ojos abiertos.
Mis ojos que eran luces sobre espejos negros

cautivaban mi cielo y mi amanecer de espadas.

cayendo rocas de oro viejo en las profundidades.

El universo
es una respuesta posible
a una pregunta desconocida.

Y lo que tiene de secreto esta vida
lo tiene de secreto ese espacio
que separa dos espejos
que nos sueñan despiertos.


Soñé mis ojos
con llamas de fuego;
Y el fuego me despertó.


****


Contra el infierno definitivo


Te reías de luz bajo cielos negros.
Siempre dispuesta
bajo el ala del cuervo
a la noche y su canción.

Vagando, simpática, entre cementerios nuevos.
¿A dónde bailaba tu sombra
hecha del eco maravilloso
de un sueño?

Entre los huesos grises de edificios
arrasados por la bomba atómica del tiempo.
Con el esqueleto ridículo
de su muerta visión.


Si, bailabas.

Y sobre mi cabeza estallaban
frágiles cristales de nubes cansadas.
Toda risa,
toda magia,
disparando rayos contra el infierno definitivo.

Reías de luz bajo cielos negros,
vagando, simpática, entre cementerios nuevos.
Entre los huesos grises de los edificios
bailabas, y sobre mi cabeza
estallabas, disparando rayos.


****


A orillas del Maldonado


Hay viento en la luna
y gaviotas sobre el Maldonado.
¿Serían tus manos
naciendo en la tierra negra y húmeda
racimos de flores, dedos y plumas?

Vuelo despacio;
atravieso campos minados.
¿Murmuran tus labios
manchados de higos y fuego
mi nombre?

La mañana blanca es una mujer desnuda.
Un rayo de luz invisible
entre el cielo y las nubes.
A orillas de este arroyo
bebí tu coro de gaviotas perdidas.

Hay viento en la luna.

Y detrás del espacio infinito se esconden
los soles que renacen en el aire cargado
de polvo lunar / que flota
a orillas del Maldonado
volviendo tu rostro una silueta transparente.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Jo-c Deux - Guayaquil Ecuador


LANZAMIENTO DE UN LIBRO



"La poesía entra en el sueño
como un buzo muerto
en el ojo de Dios."

Roberto Bolaño. "Resurreción"


Estaba frente al micrófono apuntando con su nariz a un montículo de carne que se movía de un lado a otro con cada bocanada del viento. Él dijo: los poetas somos santos y no estamos hechos de sal. Alzó la voz intentando callar al silencio y devoró un par de moscas mientras recitaba ¿poesía? Nada extraordinario pensé y giré mi rostro; ahí estaba el mar y la arena. Ahí estaban los tiburones y los tesoros; ahí estaban los naufragios y las gaviotas. Pero mis pestañas no eran redes, y esas imágenes se desvanecieron lentamente como una gota que resbala en el vidrio de una ventana ignorada en un siquiátrico. Quise detenerme a llorar pero no lloro porque no tengo ojos, y ciego caminé hacia ustedes sobre adoquines de huesos y solo me detuve para vomitar.

El hombre me señaló sin conocer mis costillas y dijo que hay gente que escribe con sus lacras y pasa su lengua sobre la llama de una vela. Susurró fragmentos de esos poetas que estaban sentados en la primera fila, con sus ojos sonrientes y sus bocas llenas de lagañas. Y el hombre aleteó cuando el golpe ya lo había domado, y canturreó los versos, y algunos aplaudieron y otros esperaron que las manecillas del tiempo caigan del círculo de la carcoma.

Los libros estaban sobre una mesa como manzanas agolpadas en un canasto en el mercado de venenos. A 5 dólares el poemario, a 7 la antología, a 10 los cuentos y a 15 las pesadillas.
¡Lamentable suceso! todos los libros fueron engullidos por las sombras y las pesadillas aburridas caminaron por los pasillos lloriqueando. Pobres sueños espantosos que murieron en las manos de los insomnes; pobres traiciones que santiguaron su dolor en las paredes de los cenotafios.

Recordé que en mi mochila Bolaño descansaba. Pensé, pasearé mis angustias por las calles asfaltadas de granizo y la voz del poeta mayor morirá en las cuchillas de hielo mientras yo grite: no soy poeta, tampoco escritor; cuando me miro al espejo solo veo un columpio vacío que se mece como el péndulo del dolor.

Esa copa de vino y el eco de mi distancia fue todo lo que quedó, luego de que los aplausos asesinaron, incluso las páginas que no fueron escritas, ¡bella poesía!


CENTINELA DE ALMIZCLE


todo payaso reflejado en un espejo
antes de colocar la nariz risible
frente a su destino
obsequia una mirada al pasado
y recuerda los recovecos tristes de sus pasillos
luego limpia el espejo
con la manga repleta de lentejuelas
y sale al paredón
donde los enfermos
esperan que un ser trágico
les saque una sonrisa



Transfiguración Satí


abrazada de la seda del fuego
sumergida en llamas
ahogándose con las alas del piragón
haciéndose cenizas
luego de ser carne
luego de ser deseo
luego de ser pensamiento
se levanta
o flota
o atardece
y bebe del río
sus ofrendas
y se eleva
hasta preñar en las afelpadas
paredes del cielo
a una triste mujer destinada
a abrazar el fuego


"HERMANA TORNERA"**


hermana tornera que buscas los recovecos
de mis dientes
en el zaguán de mi infancia
o el timbre que obligaba
a cuerpos lacónicos
a cerrar las ventanas
y atar con sus lenguas
toda virtud que escapa
de la sombra de los murciélagos

hermana tornera que me recuerdas
en los pupitres
en el hedor de las celdas del tiempo
cortando los pétalos
que adornan
los tráfagos fúnebres
mirando detrás de las casuchas
a las avaricias arrastrarse en las calles
y al sol morir en el río macilento
sobre las cruces de Joaquín Gallegos Lara

hermana tornera
vuelve a tu recinto
de bufidos oxidados
y lágrimas disecadas
no toques mi ventana
ni pidas que acompañe a tu silbido
al que el Ángel de la Juan Pablo Arenas y Morro
con zapatos de charol
y corbata de seda negra
siguió
demoliendo su cabello despeinado
con un tiro
de una Smith Wesson
en su cabeza
soportando a las sombras
tragarse toda su melancolía



** "Hermana Tornera" nombre que le dio a la muerte en algunos de sus versos, el poeta Medardo Ángel Silva





LO QUE HE PERDIDO



Leo un libro cualquiera que taladre mis ojos; la literatura está ahogada en el estanque de mis pesadillas y todas las canciones se esconden en la carretera. Sé que las cosas funcionan afuera, y que los relojes averiados también dan vueltas infinitesimalmente, hasta agotar a los bastones de cadáveres que aún no han querido enterrar sus erecciones.

Existe una mujer desnuda con un puñal encendido y una botella llena que me espera. Los espejos que se han derretido se filtran por los poros de su piel caoba. Ella me espera, y mientras yo arranco hojas de los libros que no he escrito, ella entierra su fe, en los hombres que mienten con sonrisas afeitas. Yergue su cuerpo, mástil apolillado, y luego limpia sus manos con un trapo repleto de sangre. No va a matarme, no va a encontrar mi pellejo, hay tantas cosas que le debo decir, pero he preferido al silencio como único medio de ataque. Las demás valijas que he llenado, se quedarán en estaciones sin trenes. Ella ha elegido esperarme, yo he elegido huir. Nuestro pacto íntimo está en el asiento vacío de una sala de cine. Todas las cosas tienen su propia esperanza en sí mismas.

Recordé las migajas y los anzuelos que fueron pescados con carne. Alguien recolecta en las calles el precio de los huesos y deja que los carteles, con la cantidad adecuada, sea lamida por leprosos de almas mesiánicas. Recordé que mis bolsillos están repletos de cosas vacías; y a mi última voluntad: tener cargada una pistola con la apuntaría averiada, como, cuando de niño aplastaba el gatillo, apuntando directo, entre ceja y ceja, del hombre que ocultaba sus manos detrás de la espalda, y la munición entraba en una caja de chicles.
Las páginas se agotan, y el cerrojo es más pequeño. Puedo ver, aún, por el orificio, que una silueta arranca flores del pasillo. Todo se marchita y yo estoy entre el tiempo y la codicia; quizás algún esclavo, con los muñones fríos, me de mis propios grilletes; debo aferrarme a algo, aunque sea, al minuto de infelicidad que alguien cierne con sus ojos, pensando que el final de su tristeza es el comienzo de un nuevo llanto.

Dejaré el libro quieto, y veré por la ventana; algún día estará los intestinos blancos de la belleza, ahorcando nubes que excretan su última voz líquida sobre el ripio, sobre el sonido ahogado de las cosas que he perdido.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Juan Pablo Tucaret

Puzzle sin manual

He observado tus labios recorrer las sabanas como espuma en las olas.
He observado tu manos de arena rozar mi espalda hasta hacerla cuerpo.
He observado tus piernas infinitas envolver la mesa de luz como un huracán aplastar tiránicamente un punto fijo sobre la amplitud de la tierra.

Busqué tus fugitivos ojos en la rugosidad de la alfombra.
Vislumbre el diáfano azul del izquierdo mirarme en el umbral de la cama.
Pero luego de encontrar el otro llegue a la conclusión de que ambos eran lo mismo, variando solo por el bolsillo donde los había escondido.

Desplomado en suelo acaricie tu pelo encadenándome a unos cuantos nudos despeinados.
Me llene la cara con añejos besos guardados en el cajón.
La saliva era buena, todavía no se había avinagrado.
Y mientras bailaba con tu sombra isósceles un bolero sin música apoye mi cabeza sobre tus pechos de aire.

Fragmentada, disuelta, atomizada.
Preferí armarte para amarte antes que no tenerte.


He vuelto

Cansado ya de escribir sobre amores perdidos e inventados
Cansado ya de pensar en tu cara cuando duermo
Cansado ya de dejar pasar el tiempo
Cansado ya de encontrar las mejores metáforas
Cansado ya de recordar lo que alguna vez fue bueno
Cansado ya de haber perdido todo
He vuelto a escribir.
No con la misma felicidad que antes
No con el mismo amor que antes
No con las mismas ganas que antes
He vuelto a escribir, después de años de no hacerlo
He vuelto a sentarme en la misma silla y a transpirar la hedionda remera que antes me quedaba grande
He vuelto a escribir sabiendo la más grande de las verdades
Las palabras son solo palabras
La soledad es lo único existente.



¿HAS INTENTADO?



¿Has intentado ver con tus labios cuando lo besas?
¿Has intentado ver con tu alma cuanto lo envidio?

Puedo volar sobre tu pelo sin olerte
Quizás si te pegue, te domine
Quizás si llore, te posee

Escapar ha sido siempre fácil
pero vivir no es tan simple.

Muérdeme un rato,
solo unos segundos
antes de comer

¿Has intentado dejarlo perdido en tu mente?
Mientras yo me apodero de tu cuerpo

¿Has intentado verme a tu lado?

sábado, 3 de septiembre de 2011

Blanca Haddad

Dirección Fondo.


Siempre que voy dirección Fondo

voy sola,

nadie me quiere acompañar.

No me gusta estar sola,

por eso voy a Fondo

un poco cabreada

y se me debe notar

porque la gente me mira con miedo.

Tampoco voy muy bien vestida

no ha sido algo pensado

es que esa es la ropa que tengo:

una camisa recortada,

unos pantalones zancones,

y unas botas rojas Dr. Martens.

No soy una mujer elegante con la ropa,

lo mío es pintar, dibujar,

escribir mis vainas,

y cocinar tallarines con almejas.

¿Por qué hay que ser algo más?

Claro, está el tema del dinero…

Pero uno no puede ser

lo que no es

y yo no quiero cambiar.

Menos ahora que el tiempo

empieza a tocar el timbre.

Pienso seguir yendo a Fondo,

a comer berenjena picante en cuchitriles

y perderme

entre inmigrantes inquietos

como yo.



Trofeos y tacones



Me levanto a desayunar y enciendo la tele:

Los rebeldes disparan sus ametralladoras,

un joven sujeta con una sola mano su gloriosa arma,

dispara una ráfaga y sonríe a la cámara,

es fuerte, delgado y esta eufórico.

La masculinidad y las armas

forman un matrimonio retrograda.

A los novios los obnubila la fiesta,

no pueden pensar a largo plazo,

detrás de tanta bambalina

se pudre lo importante.

Igual que se pudren los niños

en las calles bombardeadas.

Las camisas Ralph Lauren

están ahora en manos de los rebeldes,

uno lleva puesto el casco del dictador,

es curioso que lo use con la misma arrogancia.

Los trofeos envilecen a los hombres,

lo mismo que la televisión.

El presidente de Francia es la guinda del coctel,

dicen que lleva tacones,

aunque no los lleve,

parece muy complacido consigo mismo.

Yo también me siento bella cuando llevo tacones.

Estoy segura que él y su esposa son dos juguetes inflables.

Todo parece tan ridículo y tan triste al mismo tiempo…

por eso proliferan los cursos de payaso,

hoy en día hay tener un titulo para todo,

¡menos mal que yo ya hice mi curso hace tiempo!

estoy preparada para reírme

sobre la tumba de quien sea,

incluso en la mía propia.



Inside


Me lanzo al vacio en un teclado prestado

escribo porque necesito hacerlo,

no hay mas argumentos.

No tengo acentos,

voy como un bocado,

cuesta abajo

en el aparato digestivo de Inglaterra.

Nada me pertenece

y sin embargo puedo abrazarlo todo.

Creo que soy la vagabunda

mas afortunada del planeta.

Mis pantalones son cortos

pero camino erguida.

Siempre llevo conmigo

una variedad de especies.

Nadie me ataca

porque no llevo dinero,

tampoco me adulan.

Soy igual a todos en lo esencial,

ya no busco aprobacion,

soy libre.

Lo unico que realmente me asusta

o me limita

en este momento

esta

dentro de mi.




Narcisa Antisocial



Si no me llaman mis
amigos me siento muy triste

pero cuando me llaman

me aburre la idea de encontrarme con ellos.

Lo mismo pasa con el teléfono,

me gusta cuando suena,

pero me cuesta levantarlo.

Quisiera poder ser la
madrina de todos los niños del mundo,

sin tener que ir
nunca a un bautizo

(Igual con las bodas)

Me entrevisto a mí misma en la ducha,

y en mi fantasía odio
al periodista.

Sueño con ganarme un premio
importante

para poder rechazarlo,

aunque en realidad
nunca lo haría .

Sufrir de narcisismo antisocial

es muy duro,

se pierden muchos amigos

y oportunidades…



Notas sobre la poesía 1



Un poema sin criterio, salvaje como un gemido y melancólico como un anden. Un poema que se deja llevar como un adicto, una poema abierto como el dolor de un suicida, un poema caprichoso como un amor platónico, un poema desgastado como los discursos, un poema cosido como una herida, un poema irreverente como un rock star, un poema violento como un asalto, un poema distorsionado como una paranoia, un poema sucio como un túnel, liberador como una salida, expectante como una entrada y bullicioso como una vida de ciudad. Un poema que despega del miedo.