martes, 22 de enero de 2013

Miguel Carrasco







¿Que es un árbol, sino una explosión de vida en cámara lenta?

El universo es un lugar violento

En el, los soles explotan de emoción y se tragan planetas y galaxias enteras

Los volcanes se enfurecen y arrasan con todo lo que encuentran a su paso

Sembrando aridez y rompiendo islas nuevas y hermosas

El Mar, con un hervidero de sangre en sus entrañas,

Espera el momento indicado para inundar y arrasar poblados.

Mamíferos, insectos, aves y reptiles
Se asesinan a mansalva y entre si

Cachorros, adultos, jóvenes y viejos, de su misma especie u otra

En un todo vale constante

Una danza permanente de lucha y supervivencia.

Pero la destrucción en el planeta,

Esta impregnada de un profundo amor por la existencia

Y una pasión ilimitada y sublime por la renovación.

El que se para del suelo siempre es alguien mejor al que cayó.

Los invito amigos, a no temer miedo del futuro y a no mirar atrás con devoción.

¿Que es un árbol, sino una explosión de vida en cámara lenta?

¿Que es el nuevo hombre sino una flecha de posibilidades infinitas lanzada hacia el destino?

En la naturaleza la única inmoralidad es la inacción.



Migalcaher



miércoles, 9 de enero de 2013

Hernan Tenorio

Extractos de: "Fantasmas".

I

Jauría de palabras desatadas:
el lado oscuro del vocablo fantasma.
 La “f” es un rasgo único;
el horror es vértigo.
¡Qué continuo el decir FANTASMA!
 La “f” es un rasgo único…
Entonces, corro peligro frente a una jauría desatada:
el lado oscuro del vocablo fantasma.


****

III

Cubre el manto
la pedrería-lengua,
la casa sola,
el lugar-no.

La mano que sacude el fraseo
insiste con los mismos acordes:
uno detrás del otro,
todos unidos por el silencio.

Y hacia mí,
un grupo de perros:
obstinados, indeterminados, reproducidos.

El lado oscuro del vocablo fantasma.
¿Cómo se dice esto?
¿Cómo se dice aquello?

Cubre el manto
la pedrería-lengua,
 la casa sola,
el lugar-no.


****


VII

Perenne ensueño,
la gaviota acalambrada,
 en pleno vuelo,
se atraganta con el agua.

Difícilmente,
los sonidos transmiten la emisión
del cuerpo entumecido ante el vocablo ausente.

Otra vez el -orror,
la no-grafía,
el lado oscuro de la voz callada.

Sempiterna en la garganta,
la gárgara muda
se enfrenta, acabada, a la existencia.


****


VIII

Imperecedera corrupción de lo humano
es el lado oscuro del vocablo fantasma.
La hendija que filtra el pensamiento-nombre,
la cara encubierta de un yo-sombra.

En la parcialidad corrupta
se teje la herejía fascinada,
el signo-mácula de toda ausencia;
pretérito-presente-futuro, todos los actos de habla.

Origen, siempre, caducidad mortuoria.
 El pleno y reticente sentido
cae concreto en un vacío
y despliega las alas enlutadas de la memoria,
sin saber nunca dónde se encuentra la verdadera instancia,
el lado oscuro de la palabra.

Repetida formula que oculta el verdadero sentido.

Es entonces que todos se preguntan:
¿Cómo se dice esto?
¿Cómo se dice aquello?
¿Qué significa, qué oculta?

Oculta la muerte y todos lo saben,
el devenir injusto,
la voz-sangre,
el lugar oscuro de la existencia.



****

XVI

Los días se aproximan al extremo,
 punto consciente,
identidad indefinida.

Te queda quieto el color del pliegue,
 su redundancia se aproxima;
y enjuto al viento,
los pasos se armonizan.

Red de asfixia;
tus juegos mentales,
suspendidos en las altas córneas de un sentido figurado.

Te queda alegre esa sonrisa dibujada,
su repetida instancia próxima,
que silabeando a tientas,
descubre cómo infringe todas las ceremonias.

Camino a la decadencia,
es el teatro mismo,
el día a día en el desierto.


****

XXII

Corruptela del lenguaje
en la lengua sucia
la vejez indescifrable.

−Hábleme como un humano
 toque el filo acústico
la abertura de la “a” en la cueva oscura.

Corruptela-acción
la vieja mirada sobre el mundo nuevo
 se desvanece en los ojos mudos.

−Su cuerpo no habla
es imprecisa su dicción
¿aún discute el cálculo el poder el miedo?

Corruptela hasta lo más hondo
la turbación que transmiten
los sonidos negros.

−Me han tachado
siempre
de idealismos embebido.

Apetito abajo,
putrefacción arriba,
el lado oscuro del vocablo fantasma.


****

XXVII

El espacio en blanco
se apodera de la clasificación;
 el tenue e insipiente cometido,
 lo no-dicho
y lo entregado:


−caridad para los pobres,
 los de abajo.

Les arrojan un vocablo
como un hueso un hueco un fuego un juego.

Y aquellos,
 muerden la palabra
sin sabor
sin sentido.

El lado oscuro,
la nocturnidad de la frase empobrecida
y los perros los persiguen para despedazarlos.





Eugenia Cabral

Extractos de: "Tabaco"


T a b a c o



La rabia dura lo que el cigarrillo.

Luego el humo y la ceniza esparcen


la desmerecida forma de lo que ha sido.

Arder. Arder como la brasa ambigua

que no es llamarada ni es ceniza;

entre secuencias de orden y desorden

arder; arder cual perfume de maderas;

cual ocaso –furia postrer del día-

arder; en pausas de la informática,

detrás de los envases descartables,

con un sexo torpe entre torpes manos,

arder. Como sólo el fuego puede arder.

Como pasión y soledad pueden arder.

Astro perdido en la jungla del cielo

tornando a una casa y a unos padres,

arder. Solícitamente, en honor de un amante,

arder. Ofrecer la transparencia y pretenderla

cada vez con menos fuerza y eficacia.

Arder. En el templo de los bárbaros.

Arder, tan tenue como sea posible,

ante la fatiga de la mirada. Encender

los rubíes de la culpa entre el lodo funeral

y las arenas donde el hedor de lo muerto

sobrevive (¿para qué?) sin condena ni justicia.


En el horno de los bronquios se caldean

la sinrazón de existir abominando

y el humo: símbolo de olvido e impotencia

de querer retener lo que se esfuma

-antes eterno, ahora fugitivo-,

breve danza de amor entre los dedos,

ocaso que arrastra el cuerpo del día

-iluminado de amor- a oscura gruta,

para escandir las formas de la noche

cual sílabas de un poema revelado.



****



B o r i s V i a n



Fue así:

el mundo, que era redondo, se volvió plano;

la tierra, ancha y verde,

se tornó gris y cuadriculada;

los caminos trocaron en laberintos.


Recordé su novela.

La pérdida de lo maravilloso

en La Espuma de los Días.

Exacto nombre de la fugacidad.


Y yo, que antes admitiera ser fugacidad,

ahora, temía los finales y desgarramientos.

Yo, que dije “estoy sobre la tierra

como la flor de un solo día,

pero que ese día sea perfecto”,

ahora aceptaba líneas indefinidas,

esperas agotadoras.


Sólo comprendo la paciencia que exige

la creación. Pero esta horrible paciencia

con los envilecimientos de cuerpo y de espíritu,

este cavilar en que -llegado un tiempo-

nada tendrá comienzo ni final...


De fuego y espuma –como el amor-

eran los gestos,

rostros que amanecían con un mensaje

de su hermética galaxia personal.

Y del héroe nacía el vencido,

de la inocente, la predadora,

del confuso, el iluminado.


La muerte se llevó el amor y la locura

y me dejó el sadismo y la conciencia.

Estas sonrisas de perversos y consagrados

son la confirmación y la caída.

****



F r a g m e n t o s




1

Luna oval que con su palidez enfría

la incandescente luna del espejo

y la imagen idéntica al rostro

mas no a la imagen que de sí mismo

se formara quien pertenece al rostro

como a una patria misteriosa,

y, luego, ¿qué patria no lo sería?


2


Hay una grieta por donde espiar el baldío.

La discordancia e íntima condonación

de una habitación a otra -todo como avergonzado-,

gestadas en el vértigo y la paciencia de los días;

la pena de la estructura al desnudo donde alguna

desteñida flor de empapelado exhibe el rosa de la tristeza

-todo como vencido por una luz amarilla

y por las hebras protoplasmáticas del gris- ;

el viento, atravesado de aprehensión al rozar

la huella que imprimiera la sombra de las columnas

sobre la galería, como si algo se hubiera resguardado

de excesos, mantenido reservas

con las que recomenzar la vida o seguir

sosteniéndola, reivindicando un antiguo acto de amor.


El tronco hachado a ras del suelo y deshidratado,

sin redención posible.


Imágenes postrimeras. Aptas para excelente fotografía.

Desvalidas ante el dictamen de insanía. Viejas y locas.

****



A r e n a s



Iván, In Memoriam




Regresarás a la suma.


Desintegrado.



_______1

En el árido desierto crecen flores

para mí, sólo para mí,

que soy pálida

como si me hubieran criado a la sombra

de un baldaquín

o llevado sombrilla y velo

desde la cuna;


para mí que, cual Ireneo Funes, perdiera

el don del libre desplazamiento del cuerpo

cuando hallé el de la memoria

y–a diferencia de él- no asimilo

vocablos en lenguas muertas

o métricos cálculos temporales,

sino que aplico el recuerdo al lapso de espera

de la llegada de una carta,

la penetración desquiciante de una mirada

y el rencor más antiguo y poderoso: el del amor.




_______2



En el árido desierto donde las manos escriben

más allá del amparo de la soberbia,

cada corola es círculo de olvido

logrado entre la contemplación de los oleajes

y los oleajes mismos;


a veces, para exhumar cierta forma devorada

por las dunas,

hundo en ellas la mano

y el instante en que mi mano

es ocultada por la arena

es una muerte simbólica de mi muerte

y el instante contiguo,

en que mi mano

alza en el aire la corola,

justifica la paciencia y el amor

por el desierto.



_______3



En el árido desierto hemos ocultado

las palabras; y esa es la deshonra:

haber lamido sin hambre los imanes

fosforescentes de la gracia;


por las noches, me revuelco con el cuerpo caldeado

sobre la arena y las agrestes flores

y hacerlo sabe a silicio y a sal, pero tengo

piel más dura o blanda que el sílice,

más elástica tal vez,

y no me lastima, sólo me enciende

como de amor, no sé,

o de una lástima parecida a la cordura.