Que no te olviden
Van quedando lejos tus hazañas,
Monstruo. El tiempo hace su daño habitual y te desdibuja, te pone sepia, capa
por capa vas quedando atrás y el olvido sorete parece haberse ensañado con vos.
Decí que hay millones de memorias, almas y corazones asaltados por tu carisma
universal, por la magia infinita de tu zurda y esa mirada de guapo de esquina;
que nunca jamás van a dejar de recordarte, de emocionarse hasta las venas con
esas imágenes que nos regalaste durante tantos años. Los valientes de hoy te
ningunean, se quedan con los bardos, con tus quilombos, son vaguitos que ni
siquiera se preocupan en sentarse frente a un tv a revisarte, buscan la salida
facilonga de intentar lo imposible; pero sin saber tan sólo en qué lugar de la
cancha te parabas. Pero si ví tanto crack rendirse a tus pies, tantos grandes
guerreros pidiendole explicaciones a las nubes, con los ojos entrecerrados,
mientras vos pegabas ese salto descomunal después de cada gol. Vi tanto
fenómeno con cara de pánico dentro de un tunel, minutos antes de salir a
enfrentarte, esa es la mirada del terror, la que vos bien conocés, porque así
te miraron siempre. Se alejan tus hazañas Diego, Argentinos parece de otra era
biológica, México es como un sueño, de esos que nunca se sabe si uno los vivió
o sólo pudo imaginarlos. Nápoli, las noches sin dormir para pegarse el domingo
tempranito, a ver cómo tirabas abajo arcos, tribunas, ciudades y camisetas.
Nosotros no estuvimos sentados al lado de Mozart, pero podemos decir que es
incomparable, inconmensurable, inabarcable; no le pasamos apuntes a
Shakespeare; solamente entendemos lo que significa, sin embargo con vos es
distinto, alguna cuenta te quieren cobrar, está clarito. Hace treinta años, nos
diste la alegría más grande de nuestra historia, te uniste indisolublemente a
la gloria, te le hiciste amigo, te la chamuyaste y ella claro, te aceptó el
convite ¡cómo negarse! Una vez más, pusiste de rodillas a los opulentos, que te
sonreían con ganas de escupirte, no te arreglaron sorteos, no te limpiaron el
camino porque no eran tus compinches, ni mucho menos. Qué dolor me provoca ver
cómo ahora, parece que la petisa de cinco kilos de oro, no tiene valor, no le
importa a nadie; ya dejó de ser el anhelo de cuanto futbolero se precie de tal
¿Quién carajo nos convenció de semejante crimen dialéctico? ¿Cómo fue que nos
dejamos enredar en esa ridiculez, por el sólo hecho de querer igualarte? Te compararon
con Alonso, con Bochini, te fuiste a España y te tiraron con Zico, ya en
Nápoli; los oponentes de turno se multiplicaron: Baggio, Gullit, Platini, Zola.
Dijiste chau y te quisimos emparentar con Ronaldo, Rivaldo, Zidane, Ronaldinho
y así podría seguir; pero ninguno te ata los cordones. Los contemporáneos de
Messi, ni hablar, ya se apuraban cuando el pibe fue Balón de Oro, como si eso
fuera suficiente y ahora, viendo que el Mundial mira para otro lado, se
justifican con eso de que: "El Mundial ya no es lo que era" y giladas
de esa estirpe. Convencé a un fanático del Tenis, de que se puede ser grande
sin Wimbledon, a un fierrero de que se alcanza la gloria sin ganar en Mónaco.
Decime si podés doblarle el brazo a un loco del Box, con la afiebrada idea de
que el más grande de todos los tiempos, no tiene el Cinturón del Consejo
Mundial, imposible, te va a querer pelear. Sin embargo ahora queremos dar
vuelta la taba y a otra cosa, salida barata y poco comprometida. Hasta el
último día de mi vida, les voy a hablar a mis hijos y nietos de vos, eso lo se.
Les voy a regalar mis videos, mis libros, mis " El Gráfico". Si
deciden que alguien te arrebató el trono, que al menos sea habiendo buscado
donde había que buscar.