martes, 17 de mayo de 2011

Hernan Contento

Intensidad

Los tibios brìos de noviembre anticipan embriagadores perfumes
atribuidos originalmente a la próxima estación.
El relajante tono asociado al poder curativo, oficia de telòn de fondo;
desde èl emergen la pureza, la dulzura, la inocencia, plasmadas en el jazmín.
La azalea insolente despertò ya, purpúrea, dòcil en impúber septiembre,
mientras el durazno presuroso coronò de rosado, transmutando en
diciembre de matices vespertinos.
El fulgor de enero regala intensidad, la tierra sedienta clama,
en su voraz azote, desde lo alto, febo implacable reluce sin dar tregua.

***

Y llegará...
Resplandeciente en anaranjados devocionales rumbo al poniente.
Nacerà al alba con la tibieza del pan,
al desplegar su blancura láctea
sobre la inmensidad de la
llanura.

Resonará al son de una melancólica milonga
o en el brinco enérgico de una Jota.

Se fundirá en lo cotidiano, en las pequeñas cosas,
entrelazando sueños que despertarán en palabras.
Será burbuja dorada en madrugadas de risa y celebración,
transmutando al instante en mandálicas volutas suspendidas
en vigilias de ansiedad.

Buscará su espacio, su sitio,
su tiempo en el regocijo del encuentro en la quinta luna;
la distensión junto a la gente necesaria
para nutrir el cuerpo y preservar el alma.

Su instinto felino la guiará por el sendero,
resguardándola del acecho de furtivos implacables.
Se cobijará cercana a su fuego interior,
al avivar la llama que iluminará
su mente en anhelo de claridad.
Arribará...
Sutil silueta susurrante en flotación
impulsada por el pampero en liviandad de ave,
envuelta en pluma,
fugaz,
vivaz,
etérea.


***


Abril me encuentra navegando hídricos ocres, inmerso en la legendaria Santa María del Buen Ayre
devenida en Venecia Subtropical.
Dejo por un rato el timón de la carabela; retomando mi afición por la escritura como medio para
arribar a buen Puerto. Una vez en tierra firme, comienzo mi travesía con la intención de hallar el
bien mas preciado, reflejado en el espejo de otro ser...
Que dicha despertar y encontrar por las mañanas, antiguas botellas encalladas en la orilla,
con buenas nuevas escritas en virtuales pergaminos procedentes de una remota isla cósmica,
advirtiendo que la luna encarnó en mujer, brindándose plena de alboradas fecundas.

El tinte anaranjado va cubriendo cada uno de los rincones de este terrón, acorralado entre
grisáceas murallas que le han ganado espacio al pedacito de vida que se abre paso, buscando
ingenuamente la tibieza que febo le otorga cada jornada.
Qué es el amor sino calor?, qué es el amor sino dolor?...solloza el príncipe incoloro ante la ausencia
de su doncella añil, que ha decidido salir de gira por la galaxia.
Tal vez el cielo insolente le dé una respuesta a su interrogante, quizá el cauce del espléndido estuario acaramelado le permita flotar, trasladándolo hacia otras playas al resguardo de sus emociones.
La transición estacional agudiza los sentidos a tal extremo que las mas diversas sensaciones se prenden al alma como volátiles abrojos, instalándose estratégicamente en el sector mas proclive al estallido.
Arroyuelos de nácar trazan su inevitable camino, atraves de esmeraldas diurnas, zafiros crepusculares materializando el anhelo del reencuentro en el dulce manantial, mas allá de la tierra prometida.

***

La primavera se anticipa como un tiempo de cambios positivos, donde las cosas tienden a ordenarse.
El frío comienza a ceder y el renacer de las flores en su estampida multicolor nos brinda una magia desbordante en la que aromas sutiles nos embriagan con su nectar.
Las mariposas despliegan sus alas, lanzandose libremente sobre los prados que reverdecen ya; en sus matices se advierte la tibia fuente que inspiro al pintor mas sublime, quien visualizara los tonos apropiados a la hora de cargar su paleta.
Un errante colibrí merodea el jardín y en su sinfin aletear se desplaza vertical, para nutrirse del dulce tesoro escondido en el corazón de la rosa oriental, que se abre lujuriosa en ardiente carmesí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

lindo