miércoles, 13 de febrero de 2013

Marcos Antonio López Zaragoza



DATOS PERSONALES

Marcos Antonio López Zaragoza nació en Málaga, el 18 Septiembre de 1973.

CP 29631 Benalmádena (Málaga)

e-mail  hepamo22222A2”@telefonica.net

www.novelasmarcosantoniolopez.wordpress.com


 Ya de joven , destacaba en Literatura. Su afición a la escritura empezó con la poesía. Sus primeros versos fueron dedicados a su novia Mónica, ahora su mujer. En su obra influyen escritores clásicos como Miguel de Cervantes, W.  Shakespeare , G. Adolfo Bécquer, Miguel Hernández, William Blake y Charles Dickens.

Este primer libro surge gracias a sus dos hijas, ya que  les contaba cuentos cuando eran pequeñas. El escritor no quiere que estos relatos queden en el olvido y quiere compartirlos con vosotros.

Este libro Aventuras en Cieloazul y Citymar ha sido publicado en agosto 2012 por

Editorial Círculo Rojo.
 









O J O S    V E R D E S



En un pueblecito alejado de la gran ciudad y rodeado de altas montañas y grandes árboles, vivía un gatito al que le llamaban
Ojos Verdes.

El pueblo se llamaba Cieloazul. Allí vivía Laura, una niña de siete años, muy tímida, morena, de cabello largo y dulce mirada.

Un día Margarita ,su madre, le dijo :

“Laurita ,cariño mío, toma este dinero y compra el pan. No te entretengas mucho ” .

— ¡Sí mamá!, no te preocupes.

Caminando cuesta bajo se encontró, para su sorpresa, con el famoso Ojos Verdes.


— ¡Hola Ojos Verdes! ¿Qué haces por aquí ?, ¿ me acompañas a comprar el pan ?
Para su asombro, el gatito empezó a seguirla como si la hubiera entendido.

Llegó a la tienda de María, para comprar su pan como todos los días.

—María ponme dos barras de pan y dos bollitos pequeños, por favor.

— Sí cariño.

— ¡ Qué gatito más bonito tienes !

— ¡ Sí ,es mi mascota, se llama Ojos Verdes !

De regreso a casa, Laura oyó una voz ronca, que la dejó helada.

— ¡Oye niña dame un poco de pan! Miró a su alrededor y no vio nada.
—¡ No me ves ! , mira hacia abajo niña.

Laura se llevó un gran susto ,no pensaba que los gatos pudiesen hablar.

—¡ Puedes hablar!

—¡ Pues sí, sé hablar ! o ¿tú no conoces , por ejemplo ,el famoso

Gato con botas?

— Sí , claro.
—Pues yo también hablo.

— ¿ Por qué te llamas Ojos Verdes ?

— Si me das un trozo de pan te lo cuento.

—De acuerdo , ¡toma !

— La gente del pueblo me llama Ojos Verdes por mis ojos, pero no son de nacimiento, ya que nací con los ojos negros , te explico.

Hace unos años, cuando yo era muy pequeñito , era muy juguetón y perseguía toda clase de bichos y cosas que se movían a mi alrede- dor. Un día estaba observando una mosca e intentaba cogerla sin resultado ,así que me subí a una parra que estaba pegada a la pared del patio de mi casa. Era de noche y había luna llena. De repente, una salamanquesa se comió la mosca que yo perseguía, me enfadé mucho y al querer darle un zarpazo, en ese mismo instante me es- cupió un líquido, que me salpicó en los ojos. No podía ver nada , me picaba mucho . El dolor hizo que perdiera el equilibrio y me cayera de la parra.

Me fui corriendo a cuatro patas y metí la cabeza en una charca que había por allí cerca, quedándome dormido hasta el amanecer.
Cuando desperté tenía hambre y me fui a buscar comida a la plaza, donde las abuelitas solían dejarme, casi siempre, algo para comer.



Una de ellas se acercó a mí y me dijo :

“ Oye gatito , ¡ qué ojos verdes tan bonitos tienes ! ”.
Yo pensé : “ Esta abuela está ciega , yo tengo los ojos negros ” .

Me quedé con la duda y para quitármela me subí al asiento de la moto del chatarrero y me miré en el espejo retrovisor. Para mi sor- presa comprobé que mis ojos eran tan verdes como los de una man- zana. En ese instante recordé que fue por culpa de la salamanquesa. También a partir de ahí tengo la habilidad de comprender el habla de los humanos y poder comunicarme , si lo deseo.

Tú eres la primera persona con la que hablo ,no se lo cuentes a nadie por favor.

Por cierto, ¿ cuál era tu nombre ?

— Me llamo Laura.

— Encantado de conocerte Laura, ya nos veremos, ¡hasta luego!

—Muchas gracias por contarme tu maravillosa historia Ojos
Verdes, ¡hasta luego!

Media hora después de salir a comprar el pan , Laura llegó a su casa.

— ¿ Laura ,hija mía, por qué has tardado tanto en ir a comprar ?

—Nada mamá ,porque he estado jugando con un lindo gatito que me encontré de regreso a casa.


A la mañana siguiente Laura pensó si toda esa historia de la sala- manquesa era verdad o no.

El patio de su casa tenía muchas plantas y flores: margaritas amapolas ,helechos , una palmera , geranios, etc.
Un atardecer se quedó mirando fijamente la pared de su terraza, para ver si veía una salamanquesa.

El tiempo pasaba y sólo se veían hormigas en hilera subiéndose por las ramas de los árboles y llevándose comida en sus poderosas bocas.

También, se oía :la música de los pájaros que se recogían a la puesta de sol, la brisa del viento y el revolotear de unos murciélagos cazando insectos. Sin embargo, nada de salamanquesas, pero justo cuando se iba a ir muy triste a la cama, de repente vio una gran sala- manquesa.

— ¡ Por fin he visto una !

Estaba muy asustada , pero las ganas de comprobar si era de ver- dad la historia de Ojos Verdes podían más que su miedo.
Se acercó hacia la salamanquesa y la miró fijamente , no ocurría nada, Laura impaciente levantó su mano. La salamanquesa cuando la vio levantar la mano , abrió la boca. La niña quiso tocarla para ver si le escupía, sin embargo se llevó un mordisco de la salamanquesa.

— ¡Uuuuhhh, aaahhhh!

— Cariño, ¿qué te pasa?

— ¡Me ha mordido una salamanquesa en el dedo!

—Déjame ver, ¡no hay nada! , sólo tienes el dedo un poco rojo. Yo te lo voy a curar y le pondré una tirita, no te preocupes.
— ¡Uuuaaaahhh, uuuuaaaahhh!

— ¿Por qué sigues llorando, hija?

—Porque la salamanquesa no me ha escupido.

—Pero, hija mía, eso son leyendas populares, las salamanquesas no suelen escupir, ni dejan calvo a nadie.

—Yo pensaba que podía cambiarme el color de mis ojos.

—Hija mía, tú tienes unos ojos verdes muy bonitos, no te hace falta cambiarlos para nada.

Laura se fue a la cama muy apenada, pensando por qué Ojos
Verdes le había mentido y no funcionaba con ella.

Un día, paseando por el pueblo, Laura vio Ojos Verdes y le explicó lo que le había ocurrido.


El gatito le respondió que al tener los ojos verdes, la magia no había surtido efecto sobre ella. Por ese motivo la salamanquesa en vez de escupirle le dio un pequeño mordisco.
Laura quedó profundamente agradecida y muy contenta.

Ojos Verdes y Laura se hicieron muy buenos amigos y disfrutaron de muchas aventuras en el maravilloso paisaje de Cieloazul.
 

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