jueves, 26 de noviembre de 2009

Agustín Marcenaro

COSAS

Nadie con la posibilidad de razonar un misterio:
se quedaría de brazos cruzados.
Nadie: podría ser yo.
Yo podría ser nadie.
Pero ni yo ni nadie, podría ser alguno-
aunque algunos podrían ser muchos.
Si quisiese ser más explicito lo sería.
Y si lo fuese, podría ser que no lo quisiese.
A veces creería que supongo demasiadas cosas,
Y otras veces creo que las cosas creen más en mí que cualquiera.
A las cosas les escribo poemas,
Y las cosas no agradecen, ni se emocionan.
Aunque para mí algo ocultan en su forma material,
tal vez sobredosis de sentimientos que les inyectamos- drogas - souvenirs que quedan acá-
Cosas, que son cosas, que son.
Están.
Estoy.
Estamos entre cosas.
Y la naturaleza, en su grandeza omnipotente, diosa inexplicable
si pudiese ser cosa, lo sería.
Y las cosas entre tantas cosas... sospecho: se mueren por llover.
A la naturaleza también le escribo poemas,
Y ella ni las lee, ni las siente.
Aunque dude, y vea en el tronco de esa palmera una sonrisa afectiva,
que me cuida y me mima como si fuese un nieto de mejillas gordas.
Sea como sea: es.
Es naturaleza todos los días. Lunas, estrellas, soles, flores.
Y las cosas todo el tiempo, ocupando espacios, sin ser menos,
Se guardan en ella, poetiza que cada noche recita ausencias
hambre sabor a cartón y su olor de amor masoquista.
Lo hace
para que beba de sus tetas de mujer: leche que me incite a creer en lo que no escribo,
en esos suspiros famosos que cada vez dicen menos y se ocultan detrás de todo lo que soy.
Importa:
Rodeado de cosas, no las hago menos.
Las invento, las escucho y no le doy los gustos que me deben.
Igualmente se que
si las cosas escribiesen, me escribirían poemas.
Letras –arañazos de expresión que
quizás ni siquiera lea, que quizás ni siquiera sienta; yo tampoco.
Pero no me juzguen,
¿quién podría entender a una cosa siendo uno: una cosa tan distinta, siendo uno: naturaleza creadora?

De tanto gotearles mi mente,
No mire al papel que recibe mi tinta sanguínea,
Y de golpe zarpazo, la hoja se me ha puesto a llorar.
Por lo menos:
Ahora que llueves cosa, ya no me tienes porque envidiar.

SE QUE HAY UN CALOR QUE NOS BUSCA

Al tiempo arrepentido de mi destino
no se le puede decir nada.
Él es una bola de ego rodando a través de mis ganas,
recorriendo paciente mis horas,
alimentándose de mis fracasos como si fuesen empanadas salteñas

Escribo pidiendo a ruido de silencio que la mañana no me despierte,
Que no me confunda con alguien más, que yo duermo de día,
Que sueño cuando los pájaros intentan hacer melodías como las que hacía Bob Dylan.

Y entre tanto discurso de amor,
entre tanto ídolo retorciéndose en su infierno,
entre tanta rosa venida a menos,
entre tantos cuerpos escasos de pasión,
entre tanta jaula pintada de libertad,
entre tantas manos trabajando para otras,
entre tanto suicidio masivo en colectivo a la hora pico,
entre tantas lágrimas buscando perdón, entre tanto,
se que hay un calor que nos busca, un calor similar al que logra una chinche al disfrutar de la carne bañada en sangre de algún pie distraído que pensó jamás merecer semejante dolor, un calor padre de Adán, hijo de Eva, un calor desnudo que se desnudaría frente al espejo de sus dudas, sí las tuviera.

risas
Y si la tierra gira es por el escalofrío que le da el ser parte del universo.


“Te explique unas 5 veces querida que ella es una amiga”
Le dice él recordando a Sabina y sus mentiras piadosas.
“¿Vos te pensas que vas a hacer lo que querés?”
Le dice el padre a su hijo, repitiendo lo que una vez su padre le dijo.
“Sos el amor de mi vida, sin vos no puedo vivir”
Me dijo ella creyéndose que lo sentía, haciéndome creer que lo podía sentir.
“¿Qué me decís?” te pregunto yo a vos, buscando una respuesta en tu mirada.
Solo en tu mirada, -SOLO- con tu mirada para que no me distraiga tu boca, para que no me distraigan tus palabras.
“¿Qué te digo?”
Te digo que tengo más de un sueño y que no los quiero soñar en una cama de dos plazas.


MI FRUTO

Te molestas,
distancia que deja crecer aire al zanco largo de tu belleza
Porque lo quieres, y la semilla es tu herramienta
Mi fruto, el que devoré y planté en mis entrañas
para que te hagas inmensa
Hechas raíz, te expandes al pubis
y no envenenas.
Careces de frente.
Olvidas a sus espaldas rancias
y no logras,
sabrás de imposible asunto, en un algún punto, en el tuyo-
Astuta mediante cordura bien disimulada,
autentica, de rostro fingido adherido a caras,
secas al alma,
amagas,
escapas de cada sombra rebelde que se refleja de ayer.
En mi espacio me libero de tu absoluta entrega buscando lo contrario,
abrazando a escondidas un deseo,
rogando que si te rascas no me hagas sangrar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bueno....

Bubón Bardó dijo...

gracias Diego!
hay más en:
http://bubonbardo.blogspot.com

éxitos!