sábado, 31 de mayo de 2008

Juan Ignacio Barragán Fuentes

I

¡Fuerza!
cuerpo mío
tuyo
de aquel
no queda
salida
somos uno
tu me das
yo te doy
no hay más
qué agradecer.
Solo fuerza
Para despertar
Cada día
y que tu propio
color coloree
tu vida
o darle color
con el color de otro,
no hay nada más
hermano
no me veas llorar
ni sufrir
no me veas blasfemar
ni partir
ni quebrar
ni maldecir.
Solo digo
fuerza
con mi canción
de energía
con un pie
y con otro
comparto
melodías
quiero irme
al más allá
algún día
desnudo
para siempre
en la huida.
Madre
padre
hermano
amigos
pobres
enemigos.
Mujer
amor
odio
mendigo
no llores
madre
mis entrañas
son tuyas
no ves
mis regalos
-no importa-
comprendo
tu lucha
única.
¡Fuerza!
humano
comprende
perdona
comparte
la aurora
tu honra
tu hora
designios
de mi boca.
Nada
en el océano
nos pertenece
ni en la tierra
somos dueños
de todo
nada
nos pertenece
comprende
sincero
mi canto
esfuerce
por dios
mi alma
que débil
enfurece
noche a noche
insomnio
padece.
Por dios
nunca mas
humano
mates a nadie
con tu mano
mortuoria
ni construyas
rápidos
sepulcros
que huelen
a sangre
roja.
¡Fuerza!
Amigo mío
que en declive
te encuentras
volveremos
a estrecharnos
las manos
cuando muera.
Toma
cuenta
gran ser vivo
no sueñes
con Saturno
de zafiro
ni Júpiter místico.
Somos uno
un planeta
un amigo
un designio
de mi boca
tu boca
y el abismo.
La tierra
el designio.

II

Robé una lapicera
sin darme cuenta
también un encendedor
que brinda llamas sin esfuerzo.

Los libros están tirados
suena una canción hermosa
mientras miro
a dos niños besándose, loa

petrificada en un retrato
que todos olvidan,
ya paso la tarde,
la noche se apodera.

Mil matices turbios,
muñecas de porcelana china
un mantel en la camisa
que me llueve en el alma.

La base de la música
es el silencio: éste
cantautor mimetizado
que sin cuerdas canta.

Ella baila, escribe a su antojo
sobre el papel del árbol
roba sin que yo repare
esfuerzos de mis llamas.


Hoy robé un dibujito
grabado en recuerdos:
todos están locos
en la sucia buenos aires.

Viejas frías en el once,
baratijas chinas
en ojos de mendigos
mientras niños estúpidos
besan niños estúpidos
Por comisiones qué comer

Mientras viejas frías
de agria leche
sin corpiño no amamantan
amantes niños perdidos.

Hay días que siempre
damos la espalda a alguien
mis amantes dichosos del olvido.

III

Yo trabajo
cuidando a un
animalito
que quiere
escapar
constantemente.
Lastimó mucho ya
y puedo sufrir
mucho si es malherido
y encerrado en otro lugar.
Pero solo piensa en plasmar
y la vergüenza me ayuda
a enterrarlo tanto
que puede morir.
Pero mi amor
no dejara
que suceda
tal cosa
porque quiero
que viva
para siempre.
En realidad
no es vergüenza;
son culpables
fuerzas
que ni cuentas
llevan
de animales
de antaño.
Por eso cuando
los vecinos
se despiertan
y preguntan
¿qué hará éste
todavía despierto?
- Yo trabajo...
Exhausto quedo
a la vera
de que nada
le suceda
a esta fiera.
Tengo una labor
muy grande
de tratar
de que no muerda
Mi corazón
Para luego
enterrarme
y yo, “el conocido”
sufrir muchos años.
Me arrancó
de las manos
del placer
a todas
las mujeres
sinceras
o bellas,
molestas
de tierno
amor
me las quitó,
con las fuerzas
de musas
oscuras de pasión
para que todavía
falte
enseñarme
que tenemos
que callarnos
para siempre
algún día
los dos
como tregua
y pacto
como bondad
para no lastimar
nuestro amor
que es grande.

IV

¿Qué verá mi ojo invisible
que mi alma llora sin respuesta?
Miro la eternidad y lloro
el declive de mi vida.
lo profundamente estúpido
de vivir; vivir para llorar
las miradas que no me encuentran.

¿Que verá mi ojo invisible
que te llora como una despedida?
¡¿Qué será mi muerte?!
de mí, de mis días
de mi piel, de mi tristeza,
tengo miedo de esta fuerza
que me inquieta y me da frío.

¿Qué verá mi ojo invisible
que despierta con entusiasmo mi niñez?
que con pequeños vidrios
torna mis ojos acuosos
de espasmos, de noticias
del otro lado del mundo
susurrando que esté alerta.

¿Qué verá mi niño?...
hace tanto que no recuerdo
sus palabras en el infinito
y ahora viene riéndose
y jugando ofreciéndome
su mano en las nubes
¿qué llora mi ojo viendo al niño?

Quiero morir, no quiero vivir más
Quiero vivir, no quiero morir más
(ahí está el resumen de la vida)
mientras él me entrega su mano
y me la quita preguntándome
¿quieres morir?
¿soy tu transformación?

¿Viviré en el sol o en la luna?
¿qué verá mi ojo invisible?
¿las montañas recordaran mi cuerpo?
Cuando parta diré gracias
Y el infinito reirá en mi corazón
¿qué vera mi muerte de niño invisible?

V

Soñé un mar inmenso
donde mucha gente chapoteaba
flotaban juguetes a mí
alrededor como recuerdos
perdidos en otra época,
en otro cuerpo: pensamientos.
Un músico encontró un
Contrabajo, justo a mi lado,
era particular y desplegable
como un cambiador arcaico.
Lo ejecutaba y no sé
porque deduje que era
Jazz mojado, orgullosamente
un mar de eternidad
que volvía y se iba
mientras un espíritu nos
mezclaba para elegir
y volver a repartir.
La vida y el latir de
un flujo insaciable.

VI

Disparador de señales
que abre al poder su camino
y al ego sus juglares
danzantes que inventan ritos.
No está todo tan bien
para que te haga mal.
Doblegar la maldad
cuando camino entre inocentes
debe parecer indecoroso
para el estilo.
El cachetazo son los riesgos
de cargar con nuestro yo pesado como libro.
Pero no hablemos de los adornos
que se puedan caer al final
porque de tanto exponerte
vas a terminar aburriendo.
Juego al corazón con la fuente
cuando todo el pasado
quiso que llegue al presente
siempre siendo el manantial de la muerte.
Hasta cuando tendremos que saber
tan poco de nosotros para sorprendernos
de las manipulaciones que efectuamos.
Hay días que sirvo para no hablar
y quedarme esperando la formula
que se repite en irrepetibles gestos
que acompañan de madrugada las cavilaciones.
Receptor de señales
que entrega al poder su camino
abolición del ego inventa ritos
en éste juglar danzante y desprevenido.

VII

Mi palma sostiene mi cara,
mis piernas se estiran,
me doy vuelta: el gato
juega un tanto parecido.
Los dos dormimos más,
él esperará un cambio
y yo otro pero no
requiere voluntad e impulso.
Duermo más de lo que vivo
mi luz es la que alumbra un nicho
mi aire de flores marchitas.
Mis recuerdos borrosos
como llantos de fotos marrones.
Sueño en muchos lugares,
soñar no es vivir,
soy la raíz de un árbol a punto de morir.
¿Dormirse hasta aburrirse es bueno?
Su palma sostiene su cara,
sus piernas contraídas,
mueve su hocico invocando
aromas de flores pasadas.
¿Aburrirse hasta dormirse es sano?
Morirse tan lentamente mirando el cosmos
y escribiendo versos de piedra
como también escupiendo agua
a un gato de agua que abre sus ojos.
¿Que dirán los cantos del canario
al oído del gato?
¿Que catarata imperceptible
iluminará su recuerdo?
¿Cuando habrá olvidado que fué salvaje?
¿Cuando empecé yo a ser domestico?
Guardó sus garras
yo guardé las mías.
Ya no somos cazadores
desgarrando la carne
y todo escasea porque explota
las carnes explotadas son miseria.
Yo dejo que entre la noche azul
mirando sus ojos de diamante en la oscuridad
la noche es más profunda que el día.

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