Reseña del Libro “Otras Puestas del Ocaso”
Un extremista en un descampado.
Adrián Yanzón nació el 20 de febrero de 1964. Formó parte de
la banda de rock Los Pillos en los años 80, donde sus letras y su voz
diseminaban oscuridad en el horizonte ecléctico y desaforado del
grupo. Los Pillos editaron un único
disco en 1987,
hoy por hoy
de culto e inexplicablemente aún sin su versión en CD.
Después de la disolución del grupo Yanzón recorrió un largo camino en el cual,
entre otras experiencias, se dedicó a aprender y tocar música celta y a
escribir sin interrupción. Nunca dejó de incursionar en el rock.
Otras puestas del ocaso forma parte de una etapa de su vida,
coincidente con los crípticos “noventas”, años en los que la escena del rock no
ocupaba el mismo espacio que en la década anterior, la
literatura iniciaba un
proceso de estancamiento
y la política
no resultaba un ámbito que invitase masivamente a
comprometerse. En aquellos momentos de restauración conservadora, la poesía
parece haber resultado para Yanzón un ámbito “protegido” lejos del mercado, el
público y cualquier otro fantasma de la industria cultural burguesa.
Lejos de las históricas preferencias de la academia, los
editores y la prensa especializada, la publicación de estos poemas -que son
sólo una parte de su voluminosa e inédita obra- viene a cubrir una
significativa brecha editorial, porque tanto la forma como el contenido de los
textos resultan poco comunes,
y porque además
producen sensaciones extremas y
significativos “efectos de realidad” en el lector.
Autodidacta de formación, en sus textos se aprecian sus
lecturas fragmentarias, sesgadas, recortadas
por el fuego
de su pasión
casi jüngueriana, y
por su desesperada
búsqueda personal plagada de
preguntas y certezas
dramáticas. Cargado de
“declaraciones de principios” y
portador de un individualismo extremo y provocador que coquetea con la
misantropía, el trabajo parece por momentos una especie de “Manifiesto del
Unabomber” en donde, de manera paradojal, aparece cierta ternura infantil.
La poesía de Yanzón posee un carácter polémico, puesto que
en su estructura -filosóficamente romántica- priman la añoranza y la
reivindicación de un supuesto pasado épico y bárbaro en dónde el instinto
legislaba y se imponía por sobre la razón de los seres humanos. Anclado en el
“desencanto del mundo” Yanzón escribe con fruición desde una posición de fuerte
repulsa a todo lo que la modernidad y el capitalismo implican, con la violencia
de un Sorel y con una marcada impronta vitalista de tipo nietszcheana.
En su trabajo con el lenguaje desecha prácticamente todo
artificio y virtuosidad verbal en favor de expresar una exaltada y particular
noción de justicia que se encuentra omnipresente en toda su obra. La angustia
que le genera una época que rechaza y la sensación de agobio ante las
relaciones con el
otro contribuyen a
cincelar de una
manera artesanal una
voz
inconfundible e inclasificable dentro del panorama de la
poesía actual.
Otras puestas del ocaso no debe ser leído en una clave
orientada a la búsqueda de cánones estilísticos y de belleza, su valor y
ulterior trascendencia no residen allí, sino en la brutal y tenaz interpelación
que nace de contemplar el estado de decadencia civilizatoria que Yanzón
denuncia y en el esfuerzo y la tensión poética que se suscitan en el lector al
tratar de asimilar sus enunciados.
Incómodo y por momentos consternado, pero nunca desatento a
sus imágenes y sus frases- látigo uno se ve obligado a preguntarse: ¿Yanzón se
desdobla al escribir?, ¿cuál es el límite entre un acto de habla natural y uno
de simulación en su poesía?, ¿es su propia voz la que habla o está produciendo
otra que no necesariamente la representa?, ¿dónde está el límite entre vida y
obra?...
Más allá de esas cuestiones, la obra de este autor que
quizás se piense a sí mismo como el poeta-legislador de una patria futura
resulta más que recomendable, porque con su sobrevaloración de la religión y
del mundo de lo irracional Yanzón mantiene, casi a la manera de un Kierkegaard,
la tensión trágica en el tren en marcha del optimismo secular-progresista.
Las jóvenes generaciones rebeldes e insumisas, tienen ahora
al alcance de la mano la oportunidad de acercarse a un trabajo que venía
circulando de manera caótica y subterránea. Exhumados por nosotros, y
reeditados por Milena Caserola, ven nuevamente la luz los textos de un poeta
único y controversial que tributa en los márgenes.
Marcelo Summo*
* Marcelo Summo es sociólogo e historiador. Se desempeña
como docente e investigador en varias casas de estudio. Fue colaborador en
diversos medios alternativos y ejerció la crítica cultural. Ha publicado
artículos en revistas académicas, capítulos de libros y dictado conferencias
tanto en la Argentina
como
en el extranjero.
Otras Puestas del Ocaso
1-
Odio la semilla roja del Liberalismo burgués
que quitó a los dioses de nuestra corriente vital,
caímos en la ignorancia de aquellos que nunca soñaron con el
vino de viejos imperios, ni pintaron símbolos en el vientre de las cavernas.
2-
No conozco mi nombre, la música del apellido, ni el escudo
de armas. Apenas respiré el aire de este mundo, fue un sonido similar al
llanto, una exclamación de despedida, porque la matrona, a
pocas
horas, me colocó en brazos de los que serían mis padres
putativos hasta hoy, mediando muerte,
ellos, los otros, fueron reales, biológicos, treinta seis
años más tarde,
en labios de una vieja temerosa, como confesión culpable.
Pero
no la acusé, comprendí, limpié el cristal donde me
reflejaba, se inició mi verdadera rebelión contra
el universo y sus fundamentos grasientos.
3-
¿Puedo tomarte empujarte a huir
de la colonia de aves enfermas atraparte por los brazos
contra un árbol buscar tus labios y besarte
con un permiso tácito y recorrerte
en soledad
como la lengua lo hace con las palabras?
4-
Provengo de un sitio que mi memoria no recuerda, es
desesperante,
pero puedo vivir este presente...
Armas intrínsecas... Nuestro nervio no soporta el
canibalismo... Ahítos... Creo que los hombres nos
hemos tornado una plaga sin luces, mazas zombis... Investigo
los símbolos tradicionales difundidos por
la entidad humana a través de las culturas míticas e
históricas, los oleajes políticos, la propaganda mediática, la pop área, sin
que esto sea sinónimo de adherir a militancia particular, como inquietud del
alma, siguiendo las huellas del sol invisible, polar,
hiperbóreo.
5-
Acostó a sus hijos
me tomó de la mano me llevó a la cocina apagó cuidadosamente
los restos de la vida cotidiana
(vigilia)
me miró fijo en silencio
la boca entreabierta
(espasmo)
la besé con amorosa crueldad
(eréctil)
se entregó a la locura del tacto traición consciente
no importa nada más sólo importa la piel
(viaje)
intemperie ancestral
y la disolución fantástica de tomarla
después de años
(oscuridad)
justo ahí ahí
donde prepara los alimentos
de sus hijos.
Mañana el estío golpeará, pero no me hará daño.
6-
Mis hermanos son lobos mis confidentes
cuervos
la nieve mi piel
la brisa mi aliento el mar mi sangre el valor
mi moral.
7-
Apropiado de sueños los de mi hija
que ve a su abuela
poseída por un sesgo maligno transfigurada en herido gato
negro siento compasión
tal vez
la gente del chivo quiera obsesionarme para estar al tanto
por si soy un falso cristiano refutado por Jesús…
8-
No tengo amigos
sí cercanías espirituales
(no conocidas
por persona alguna)
la foto de Guevara Lynch gigante en la Habana …
el setentismo bestialidad armada derecha-izquierda mortuoria
triple A
el sable corvo de la oficialidad argentina masones
teorías conspirativas
(tiradas a la corriente de la vida previsible)
la ley de la selva
la ley de los reptiles
se hunden absurdamente tétricas
como la liberación tradicional de los tibetanos
o los teósofos
o la revolución cultural de Mao o la necesidad de Gandhi
por controlar el sexo.
9-
No soy padre, no soy hijo, no soy blanco, no soy negro, no
soy bonehead, no soy sharp, no soy
fascista, no soy socialista, no soy comunista, no soy
democrático,
no soy capitalista, no soy heterosexual, no soy homosexual,
no
soy bisexual, no soy ateo, no soy religioso, no soy
pacífico, no soy violento, no soy hippie, no soy punk, no soy humano, no soy
animal, no soy casado, no soy soltero, no soy divorciado, no
soy esclavo, no soy poeta, no soy
un trabajador, no soy tú, ni siquiera yo.
10- Llevan
el cadáver del gorila
sesenta kilómetros
carne putrefacta televisada sesenta kilómetros
el cadáver del gorila llevan…
sesenta kilómetros y
una masa de simios en primavera con palos y revólveres
se mata por un lugar frente al palco.
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